» El ser humano tiene un taller visible y otro invisible. El visible es su cuerpo; el invisible es su imaginación. La imaginación es un sol en su alma, actuando en su propia esfera tal como lo hace el sol de la tierra actuando sobre ella. Dondequiera que el sol brille, crecen los gérmenes plantados bajo tierra y la vegetación brota. El sol del alma de una manera similar trae las formas del Espíritu a la manifestación».–  Paracelso.

Agosto