Aún cuando aceptemos la Ley Divina, podemos preguntarnos ¿Por qué al hombre se le ha dado el libre albedrío? ¿Por qué al igual que las bestias no sigue la Ley Divina sin cuestionamientos?
Para responder a estas preguntas debemos remontarnos muchos eones en el tiempo, remontarnos a la época en que no había hombres en la tierra y toda la creación seguía la voluntad del Padre o La Ley Divina sin desviaciones de ninguna clase. En esa época existían en el mundo del alma, Almas de bajo nivel Jerárquico, que podemos homologar a soldados dentro de un ejercito, ellas seguían la Ley Divina sin objeciones, no tenían voluntad propia, deseaban tener la oportunidad de llegar a ser como los dioses, pedían al padre la oportunidad de elegir el bien después de conocer el bien y el mal, deseaban tener la capacidad de decidir.
El Padre en toda su magnificencia, autorizo a estas almas a realizar esta aventura, durante muchos eones les fue preparado un cuerpo en el cual pudieran habitar y de este modo tener la oportunidad que tanto deseaban de conocer y decidirse libremente por el bien. Una vez que el hombre estuvo erguido a estas almas se les permitió bajar a la tierra y habitar en estos cuerpos, al comienzo todo marcho muy bien, las almas podían subir al mundo del alma y bajar a su morada terrenal a voluntad, esto esta bellamente narrado en el relato bíblico de la escala de Jacob.
Desde el momento que las almas empezaron a habitar en los cuerpos de los hombres o mujeres, los seres angelicales que descendieron empezaron a cohabitar con el ser terrenal que era el hombre, a medida que el ser carnal o terrenal ganaba espacio las almas empezaron a olvidar su origen angelical, el mundo del alma les resultaba cada vez mas lejano hasta que se llego al punto en ya no podían subir y bajar la escala de Jacob, quedaron finalmente atrapadas en los cuerpos hasta perder casi por completo la consciencia de su origen.
En la actualidad en el hombre común, el Alma no es más que una pequeña chispa de la divinidad, que yace inconsciente de si misma, como cubierta por toneladas de escombros que no le permiten salir ni ver la luz del sol.
Aquí esta entonces el significado de la Gran Obra, que no es sino el de devolver a nuestra Alma al estado divino que perdió al quedar atrapada en el circulo de las vidas, en otras palabras despertar a nuestra Alma dormida a la consciencia de si misma, para que vuelva a ocupar su sitio en el mundo del alma, ahora ya no como un soldado sino como uno que ha sido capaz de conocer el bien y el mal, elegir el bien y conquistarse a si mismo por su propia voluntad y deseo.
La Gran Obra tiene su objetivo en un propósito tetrámero, que debe ser alcanzado para obtener éxito en tan magna tarea:
Primero, se deben excitar todas las fuerzas potenciales del ser, del cuerpo físico, de la mente y del Alma. El desarrollo debe entenderse como integral y se debe dar atención por igual a cada una de las partes, para alcanzar la plenitud de la salud, la fuerza, el éxito y poder personal en su verdadero sentido. Esto nos permite ser hombres y mujeres que sirvan a la humanidad.
Segundo, se debe desarrollar un deseo dominante, este deseo debe ser el que mueva al aspirante a la Gran Obra, debe dominarlo de tal forma que no encuentre reposo a menos que se encuentre activamente haciendo el esfuerzo por alcanzar su ideal.
Tercero, La concentración o centralización de todas las fuerzas dentro del ser, dan al hombre le vigor necesario para trabajar incesantemente por la concreción de su deseo.
Cuarto, debe haber el deseo y el esfuerzo por el despertar e iluminar el Centro del Alma.
Si bien la Gran Obra se compone de varias partes, una de las principales es la voluntad y le deseo de pagar deudas anteriores, estas deudas se deben pagar en el lugar donde se adquirieron, deudas adquiridas en el cielo se pagan en le cielo, deudas adquiridas en la tierra se pagan en la tierra.
Existen dos maneras de pagar una deuda, la primera es través del sufrimiento a consecuencia de la reacción de la Ley por hechos cometidos, la segunda es a través de buenas obras que neutralicen los actos indeseables que se hayan cometido, ambas situaciones pueden ocurrir en esta vida o en futuras encarnaciones.
Una herramienta esencial para la realización de la Gran Obra es la Transmutación.