En este texto y en muchas otras publicaciones de la Fraternitas Rosae Crucis y de la Philosophical Publishing Co. el lector encontrará ciertas palabras y frases cuyo significado e interpretación son fundamentales para la comprensión de la información proporcionada y las instrucciones que se ofrecen. En el pasado se solía dejar a los estudiantes llegar gradualmente al entendimiento de estas palabras y frases, y hasta ahora todavía no es fácil definirlas de manera que todos las puedan comprender. Sin embargo, en esta introducción vamos a hacer todo lo posible para proporcionar al estudiante serio una moderna definición de las palabras clave y frases utilizadas por los antiguos Iniciados y también por los actuales Maestros Arcanos.
Los términos «Iniciado» y «Maestro Arcano», así como muchos otros términos similares utilizados en la literatura arcana, se refieren a un individuo que ha vivido en armonía con la Ley Divina que se ha alcanzado la Conciencia del Alma dentro de sí mismo. Este estado exaltado del ser ahora se llama Iluminación, pero a lo largo de los siglos, varios otros nombres han sido utilizados para describirlo, como Conciencia del Alma, Conciencia Cósmica, Iniciación Filosófica y Maestría. Si bien hay sutiles diferencias entre las distintas etapas de desarrollo, todas ellas indican un grado especifico de logro de la Iluminación del Alma.
La mayor parte de las claves, esenciales para la comprensión de lo que Jesús refiere como los «Misterios» son cuatro frases, la Ley Divina, la Gran Obra, Iluminación del Alma y Transmutación. Una vez que el estudiante es capaz de lograr una comprensión del significado de estos cuatro términos, el ha abierto la puerta al primero de los Misterios mencionados por el hombre de Nazaret. Mientras que muchos otros términos se utilizan en nuestros textos y lecciones, la mayoría de ellos son, o sinónimos de estos cuatro, o distintos grados de los mismos o relaciones entre más de uno de ellos.
La Ley Divina
Quizás ninguna otra expresión se utiliza tanto en los libros de la Fraternitas Rosae Crucis como la Ley Divina. Cada estudiante es advertido no sólo a aprender más de la Ley Divina, sino también para vivir en armonía con ella. Esto puede sonar muy bien para aquellos que están familiarizados con esta ley, pero que hay de aquellos que recién se han encontrado con nuestra Fraternidad y de sus enseñanzas? ¿Cómo van a llegar a comprender lo que queremos decir cuando nos referimos a la Ley Divina? ¿Que es esta Ley?, y ¿cómo sabemos si estamos viviendo en armonía con ella?
No hay misterio en La Ley Divina |
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No hay nada misterioso en particular acerca de la Ley Divina.. Es una ley que cada uno de nosotros encuentra un millar de veces al día, aunque, por supuesto, la mayoría de las personas no la entienden como tal. Es simplemente la Ley Universal del Funcionamiento de la Creación. Cada gran maestro espiritual de la humanidad ha enseñado sus principios básicos, adaptados a las personas a las que fue enviado a instruir. Aunque cada una de estas interpretaciones puede parecer variar, ya que fueron concebidos para un tiempo y grupo específico de personas, la ley subyacente no puede cambiar, porque esta ley es única, la que permite que la creación exista tal como la conocemos. No hay nada arbitrario acerca de la Ley Divina, ya que toda la existencia, tal como lo conocemos, depende de la absoluta perfección de su operación. El grado al que llega esta perfección lo dio a entender el Nazareno, cuando declaró:
«¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Pues aun vuestros cabellos están todos contados”. – Mateo 10:29-30.
Si sustituimos «la Ley Divina» por «vuestro Padre», esta declaración está en plena armonía con todo lo que se ha enseñado en los «Misterios» ya que el hombre ha llegado a ser un hombre. Lo que el Nazareno estaba tratando de enseñar a sus discípulos (y cualquier otra persona que tuviera «oídos para escuchar»), era la omnipresencia y la omnipotencia de la Ley Divina, esta Ley que fue instituida por el Creador como una parte vital y esencial de la Creación; es en su plenitud la que ha permitido traer a la manifestación el orden a partir del caos.
La Ley Divina no era y no es un grupo de regulaciones arbitrarias. No era solo una idea de Dios de cómo debía funcionar la creación, es una Ley única que con su conjunto de reglas permiten al Universo funcionar tal como lo conocemos, si quitamos la Ley Divina, de inmediato volveríamos la caos y el hombre no pasaría de ser un vago recuerdo.
Este último punto es de suma importancia para todos los hombres y mujeres que viven en este pequeño planeta. Durante siglos se nos ha enseñado de un Dios vengativo que está siempre dispuesto a castigar a quienes no obedecen Su voluntad. Con ese concepto negativo, no es difícil entender por qué tantas personas han abandonado la iglesia y abrazaron la religión de la ciencia. Si admitimos la verdad, la Ley Divina se encuentra hoy más presente en las enseñanzas de la ciencia que en los templos.
Dios no castiga. No, al igual que el Nazareno, Él llora al ver el sufrimiento de aquellos que, por ignorancia o deseo, intentan desafiar la Ley Divina y, por tanto, llevan sobre sí la reacción por estos hechos. Note que decimos “intento por desafiar la Ley Divina”. Nadie, ni siquiera Dios puede desafiar la Ley o evadirla, lo más lejos que se puede ir es intentar desafiarla. Este fue el punto que intentaba remarcar el Nazareno con el relato de los pajaritos y los cabellos. El intentaba convencerlos de que si la muerte de un pajarito en el “ojo” de la Ley Divina cuanto mas lo estarán las acciones del hombre.
Si usted desea construir cualquier cosa, por ejemplo un paraguas para el universo, usted debe tener en consideración algunos factores claves, así por muy grande que sea su deseo de hacerlo, seria poco inteligente construir un paraguas soluble en agua. Así el Creador descubrió que para hacer Su Universo a partir del caos (materia sin forma), el también necesitaba seguir ciertos criterios, o su Ordenada Creación rápidamente volvería la caos.
Este conjunto de principios que Dios determinó que es esencial para establecer su universo y para evitar que regresar de inmediato a Caos es lo que ahora llamamos la Ley Divina. No es arbitraria, es simplemente el único mecanismo de funcionamiento que es lo suficientemente potente y equilibrada para mantener las formas en este universo que conocemos y amamos. Resulta obvio que esta Ley no puede ser parcial, ella debe permanecer neutral, es por esto que la Biblia nos alerta: «Dios no hace acepción de personas.» – Hechos 10:34. Una vez más, si queremos sustituir «la Ley Divina» por «Dios» se descubre el significado original de este versículo.
La Ley Divina ha sido enseñada por todas las verdaderas religiones, tal vez no como la conocemos hoy en día, sino que adaptada a la realidad de cada época y a la audiencia a la cual estaba dirigida esta enseñanza, ¿Qué habrían dicho los pueblos antiguos al oír?:
“Aprendamos a comprender La Ley Divina, vivamos en armonía con ella, dado que esta es la Ley fundamental de la existencia y cualquier intento por desafiarla acarreara una reacción indeseable sobre nosotros.»
Hoy en día muchas personas de buenos sentimientos y corazón sublime ya no están dispuestos a acatar lo que se les ordene sin comprender lo que se les pide, este pensamiento independiente no es satisfecho por la religiones, ya que sus respuestas están mas bien orientadas a aquellos que esperan se les indique patrones de comportamiento que den paz y tranquilidad a sus atribuladas existencias en lugar de buscar el fundamento y los principios científicos que rigen el comportamiento del universo y del hombre como su habitante.
Así como la filosofía de Sócrates, Platón y Aristóteles trascendieron la mitología de su tiempo, así las enseñanzas de la Fraternitas Rosae Crucis relativas a la Ley Divina, La Gran Obra y la Iluminación del Alma trascienden la mitología religiosa de nuestro tiempo.