» Después de incontables siglos de casi increíbles oportunidades culturales y logros científicos que asombraron la mente, el hombre aún permanece primitivo en su visión mental-Espiritual. Ha avanzado muy poco en sus concepciones espirituales, permaneciendo atado casi completamente a la idea de que sólo lo físico es la única  realidad, como lo fue hace más de doscientos años. Que todo lo que concierne a la realidad, lo que concibe como religión y que tiene que ver con el Alma,  está basado en creencias y algunos fragmentos de fe y ahí está su limitación.

Después de muchos siglos, el hombre aún permanece convencido, que sólo en las posesiones y en la gratificación de lo físico, sus deseos carnales, puede encontrar lo que él cree que es la felicidad. Cuando las RE-acciones de estas gratificaciones lo afectan, no tiene la más mínima idea que fue él, él mismo, quien las trajo sobre sí y por esto, culpa al destino – a veces incluso, culpando a Dios de toda su desgracia.

Que un hombre, como lo hacen casi todos los hombres, se limite a la actividad en el plano físico, no es natural ni normal. Es completamente unilateral, desequilibrado, limitado y provoca su propia ruina. La persona que se permite mantenerse esclavizada por tales limitaciones, en realidad, aunque quizás inconscientemente, ignora prácticamente todo lo del plano superior del ser, en el que podría funcionar. Es incapaz de reconocer estas realidades y no puede beneficiarse de ellas.  Hace más, realmente se impide de recibir los mayores beneficios que podría recibir, los placeres más profundos y la vida más plena, si fuera realmente consciente de la contraparte de lo material, con la que se cree tan familiarizado, que es lo Espiritual.»  
R.S. Clymer

Septiembre